Curiosamente Nicanor, o don Nica, como le decían, no necesitó como otros poetas de un montón de libros, o de miles de páginas, para dejar en claro de lo que se trataba su obra. Al contrario, sus libros tenían pocas páginas, pero iban directo al grano. Cuando los reunió en Obra gruesa el golpe fue de nocaut. Si Neruda había ocupado la centralidad de la poesía chilena y un lugar importantísimo en la poesía en lengua castellana, desde mediados de los 60 el turno fue para Parra, aunque esto no quedó claro de inmediato. Hoy, esto resulta más o menos evidente, y para poetas como Raúl Zurita, la poesía de Nicanor Parra incluso fue "un proyecto totalizante, tanto o más totalizante que el proyecto de Neruda".
martes, enero 30, 2018
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